"Pasa, entra
y siente que hay quien duda como tú
y no se descubre nada, nada de las cosas
que ha escuchado y desespera"

Pedro Guerra

sábado, 21 de maio de 2011

Mirada: Ficción sentimental en la Edad Média:los efectos del amor

Mirada: Ficción sentimental en la Edad Média:los efectos del amor

Mirada: Muere Ernesto Sábato

Mirada: Muere Ernesto Sábato

Muere Ernesto Sábato


El último gigante de las letras argentinas, autor de «El túnel» y «Sobre héroes y tumbas», habría cumplido 100 años el próximo junioFormado como físico experto en rayos cósmicos, halló en la literatura su destino, aunque también plasmó en pintura su oscura visión del hombre.


Iba camino de los cien pero no llegó. Ernesto Sábato se quedó en los 99. En Argentina muchos pensaban que era inmortal. Uno tras otro su cumpleaños se celebraba como si fuera infinito. Por su casona de Santos Lugares, en las afueras de Buenos Aires, desfilaban políticos, intelectuales y amigos para darle un abrazo que siempre parecía el último. Pero el escritor, con aspecto de moribundo desde hace una década, aguantaba otros doce meses más y otros y así hasta hoy, en que se despidió de verdad. Lo hizo de madrugada, en su cama. Se fue como era él, en serio, con la tristeza que llevaba impresa en su rostro desde antes de nacer pero con motivos sobrados para haber podido reír, al menos, un poco más. Tras el multitudinario velorio, en la madrugada y la mañana de hoy, será enterrado en Santos Lugares. Allí los argentinos darán su adiós final a una de las grandes figuras literarias y cívicas de su historia. Elvira González Fraga, —los ojos de Sábato para ver el mundo desde hace tiempo—, confirmó la muerte tras una bronquitis del autor de «El túnel». Hoy, en la Feria del Libro de Buenos Aires, estaba previsto rendirle un homenaje para celebrar los cien años que hubiera cumplido el próximo 24 de junio. No podrá ser.

El último gran escritor de la generación de Borges y Bioy Casares estaba retirado de la literatura y de los actos públicos. Una de las últimas apariciones públicas fue en el Congreso de la Lengua de Rosario (2004), al que asistieron los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía y donde se le rindió un cálido homenaje. José Saramago lo calificó entonces de «autor trágico y al mismo tiempo eminentemente lúcido». Sábato lloró. No pudo pronunciar palabra. Después, sus apariciones fueron breves y contadas con los dedos de una mano.

Nunca más
A pesar de su esfuerzo literario Sábato cruzó las barreras del mundo por su participación en el informe de la Conadep (Comisión para la Desaparición de Personas). De su puño y letra es el prólogo «Nunca Más», donde se recogen más de quince mil casos de desaparecidos durante la dictadura militar (1976-83). En esas palabras algunos quisieron ver su profundo arrepentimiento y pesar por haber adulado públicamente al dictador Videla: «Un hombre culto, modesto e inteligente», dijo después de almorzar con él. En realidad, nada muy diferente de lo que habían dicho Borges y otros intelectuales argentinos al principio del régimen militar. Más tarde descubrirían el horror de los militares y el error de sus palabras.

El último gran escritor del siglo XX argentino nació en Rojas, provincia de Buenos Aires. Llegó al mundo después de la muerte de su noveno hermano del que heredó el nombre. El pequeño Ernesto pareciera que desde la cuna mamara el dolor de su madre y lo dejara correr por sus venas hasta el fin de sus días. Pese a pertenecer a una familia numerosa (décimo hijo de once), nunca supo jugar ni disfrutar de su infancia. Era un niño solitario. De joven se inclinó por la física. Terminó sus estudios y recibió una beca para estudiar en el laboratorio Curie de París. De la vieja Europa volvió a América, pero del norte. Se especializó en Massachusetts en rayos cósmicos y regresó a Buenos Aires. Alguna estrella iluminó su mente y decidió abandonar su prometedora carrera científica para entregarse a las letras y a la pintura. En ambos campos sus retratos, sus escenas, serían grises y llenas de claroscuros. «Sobre héroes y tumbas» es buena muestra de ello. Como lo fue «El túnel», para él más que un título un estado de ánimo.

Sábato asumió la imagen de alguien que de forma permanente se encuentra entre tinieblas. Oscuro, ausente de luz como la casa en la que vivió con la sufrida Matilde Kunsminsky y, tras el fallecimiento de ésta, con Elvira González Fraga. Pirómano autodestructivo, la mayor parte de su primera obra fue pasto de las llamas y mucha de la publicada se salvó de milagro, gracias a los reflejos de su primera mujer.

Matilde y Bioy
A Matilde, idolatrada en vida, en verdad la trajo a mal traer por sus devaneos con otras. Adolfo Bioy Casares lo sabía muy bien y aprovechó la ocasión para desplegar sus dotes de seductor con ella. Él fue la causa de que la mujer —según confesión íntima— hiciera un buen día la maleta y, con ella en la mano, a mitad de la escalera de Santos Lugares, se arrepintiera de abandonarle conmovida por sus súplicas. Ernesto Sábato y Bioy jamás volvieron a hablarse. En realidad nunca habían sido amigos y tampoco de Borges. Ambos, como reconoció en vida Bioy a ABC, se burlaban de él a sus espaldas.

La historia de Sábato recordada por Sábato —en buena medida en «La Resistencia» (2000)— parecía un drama en blanco y negro pero el argumento real, visto desde fuera, y recopilando muchas escenas, estaba trufado de una amplia gama de colores. Aunque no lo pareciera, sabía divertirse. Tuvo siempre una obsesión: su tirria a los franceses pero eso, ya no importa. Apadrinado por Victoria Ocampo, Ernesto Sábato se sumó a la lista de talentos descubiertos, protegidos y nutridos por la mujer que de haber nacido en Italia hubiera merecido apellidarse Medicci. Desde entonces ha corrido mucha agua bajo el puente de la literatura de Sábato. Hoy, fecha de la muerte del autor de «Abaddón el exterminador» (1974), llueve en Buenos Aires y, no podía ser de otro modo, el día amaneció gris.


CARMEN DE CARLOS / CORRESPONSAL EN BUENOS AIRES
Día 01/05/2011

quinta-feira, 4 de junho de 2009

Ficción sentimental en la Edad Média:los efectos del amor

A lo largo de la historia de la humanidad se han acuñado diversos términos para el sentimiento conocido con el nombre de amor. Los hombres han ido descubriendo y conociendo los distintos aspectos del amor y sus variadas caras. Desde el comienzo, la interpretación de los diferentes tipos de amor ha dependido de la tendencia filosófica imperante de cada época, según la concepción que de él tuvieron las diferentes civilizaciones. A partir de esa idea hay que preguntarse qué es lo que creían acerca del amor los hombres de la Edad Média.
Podemos empezar con la idea de que dentro del mundo medieval la mujer sufre una glorificación -el amor cortés- o un rebajamiento hasta límites insospechados. El concepto de amor cortés surge y se desarrolla entre los siglos once y trece; está formalizado en reglas y convenciones bien estrictas, además de ser una transposición a la esfera del erotismo de conceptos como honor, valentía, fidelidad o servicio feudal. La dama es el señor feudal y el enamorado su siervo.
Los enamorados expresaban su pasión cortejando a sus amadas, cuyos favores nunca se cansaban de solicitar. La respuesta era un constante rechazo y, puesto que la esposa en la sociedad feudal no era más que un objeto, los hombres añoraban el amor de la mujer eterna que no existía fuera de su imaginación. En algunos casos se trataba de un amor inventado, inexistente, que satisfacía una necesidad literaria y utópica.
En una nota sobre el amor cortés dice Ortega y Gasset:
"En este amor cortés es esencial la distancia. Es amor visual o de nostalgia,
distancia en el espacio y en el tiempo. Es un amor en que todo lo pone el
amante y vive su poder entusiasta. Ni siquiera necesita conocer a la amada:
su química, un poco cerebral, explota con sólo oír la alabanza de una dama"
Los escritos de los santos cristianos están claramente influenciados por esa poesía trovadoresca, pero ellos llevan el sentimiento amoroso mucho más allá, relacionándolo con la muerte, tomando una postura radical contra el amor y rechazando su existencia dentro de la relación matrimonial.
No puedo dejar de mencionar aquí la interpretación que arroja luz sobre el proceso cerebral que se desarrolla en la llamada "enfermedad del amor", caracterizada por una disfunción que nace de un deseo desordenado o excesivo. Esa idea de amor es llevada al ámbito de la ficción y así distintos autores escriben obras que giran en torno a ese punto. Para quien quiere viajar por el universo medieval, conocer su ficción sentimental y los violentos efectos del amor sufrido por sus personajes sugiero la lectura de los autores Diego de San pedro y Juan de Flores.
Viviane Barel

"La muerte es sólo un niño de cara triste, un niño sin motivo, sin miedo, sin fervor (...)"


Uruguay está de luto por la muerte de uno de sus escritores más queridos. Mario Benedetti, uno de los autores uruguayos contemporáneos más reconocidos en su país y en el mundo falleció este domingo en Montevideo a los 88 años de edad.
Benedetti padecía un delicado estado de salud desde hacía varios años y había estado hospitalizado recientemente.
Sin embargo, su pasión por la escritura, una ocupación que lo mantuvo activo durante 60 años, continuaba formando parte de su vida hasta los últimos días.
Según sus allegados, el prolífico autor de más de 80 títulos entre novelas, ensayos, poemas y relatos, continuaba activo hasta hace poco, preparando su siguiente obra, un libro de poesía.
"Cuando tengo una preocupación, un dolor o un amor, tengo la suerte de poder transformarlo en poesía", afirmaba.
Verónica Psetizki (17/05/2009)
http://www.bbc.com

(Mario Benedetti, 1920 - 2009)

Pasatiempo -Mario benedetti
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
Luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque un océano
la muerte solamente
una palabra.
Ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
Ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.

quarta-feira, 21 de janeiro de 2009




“Es que todo es muy raro, en cuanto te fijas un poco. Lo raro es vivir. Que estemos aquí sentados, que hablemos y se nos oiga, poner una frase detrás de otra sin mirar ningún libro, que no nos duela nada, que lo que bebemos entre por el camino que es y sepa cuándo tiene que torcer, que nos alimente el aire y a otros ya no, que según el antojo de las vísceras nos den ganas de hacer una cosa o la contraria y que de esas ganas dependa a lo mejor el destino, es mucho a la vez, tú, no se abarca, y lo más raro es que lo encontramos normal.”

Carmen Martín Gaite, Lo raro es vivir

Carmen Martín Gaite

Palabras


Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Antonio Machado



La función del arte/1


Diego no conocía la mar.El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.Viajaron al sur.Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas dunas de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fué tanta la inmesidad de la mar, y tanto su fulgor que el niño quedó mudo de hermosura.Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:- ¡Ayúdame a mirar!

Eduardo Galeano


Eduardo Galeano
Al perderte

Al perderte yo a ti
Tu y yo hemos perdido:
Yo por que tú eras
Lo que yo más amaba
Y tú por que yo era
El que te amaba más.
Pero de nosotros dos
Tú pierdes más que yo:
Porque yo podré amar a otros
Como te amaba a ti,
Pero a ti no te amarán
Como te amaba yo.
( Ernesto Cardenal )


Ernesto Cardenal

Amores Perros

Átame

Cría cuervos

El hijo de la novia

Los lunes al sol

Mar adentro

Machuca

María, llena eres de gracia

Nueve Reinas

Lugares Comunes